1.- EL RETO
Este año tengo siete horas lectivas a la semana con un curso de 2º PCPI. Son las siglas del llamado Programa de Cualificación Profesional Inicial, anteriormente conocido como Programa de Garantía Social. Este programa se creó para ofrecer algún tipo de salida a los chavales que no quieren estudiar. Se pretende que al menos adquieran unas herramientas básicas para poder integrarse provechosamente en la sociedad (de ahí el nombre original). El PCPI consta de dos cursos. En el primero se adquieren competencias profesionales muy básicas en campos como la jardinería, la albañilería, etc. En el fondo se trata de tener entretenidos a los chavales (en la calle están peor) y confiar en que alguno aprenda algo y le sea de utilidad. Al finalizar el curso le dan un certificado.Los que aprueben pueden matricularse en un segundo curso. Aquí ya no hay competencia profesional alguna. En el segundo curso lo que se enseña es matemáticas, biología, lengua, inglés, física y química, sociales, tecnología... a un nivel muy básico (entre 1º y 2º de la ESO). El título de PCPI es equivalente al de graduado en ESO.
Como podéis imaginar los alumnos de PCPI no son fáciles. Es más, con frecuencia son delincuentes o predelincuentes. El año pasado teníamos a dos internos en un centro de menores por delitos graves.
Pues bien, este año tengo siete horas con ellos. Les debo enseñar algo de Matemáticas, Biología y Geología. Lo peor es que de las siete horas, dos son los viernes a última. Es decir, las peores horas de la semana (los viernes después del recreo cuesta una barbaridad dar clase: los alumnos están cansados y alterados. Sin olvidar que tú también arrastras el cansancio de toda la semana) con los almunos más difíciles.
2.- LA IDEA
El aula tiene un proyector fijado al techo. El instituto cuenta con diez carritos con diez ordenadores portátiles cada uno. Los carritos están repartidos entre las plantas de los dos edificios. En la planta donde se encuentra el PCPI hay un carrito. Lo reservo con suficiente antelación.La idea es dedicar las dos horas de los viernes a que los alumnos realicen prezis sobre los contenidos de los temas científicos que estemos tratando: el universo, la atmósfera... Una vez más, con este tipo de chavales, el objetivo básico es mantenerlos entretenidos. Si de rebote aprenden algo, mejor que mejor.
El primer viernes lo dedicaríamos a aprender qué es un prezi (¿o una prezi? ¿a qué genero pertenece prezi?). Mi intención era que se registrasen en la página y que realizaran un prezi básico en el que se incluyera un vídeo, una imagen, un listado y un link. Este es el prezi que yo hice a modo de ejemplo y para aprender (es de verdad mi primer prezi):
3.- LA EJECUCIÓN
Los viernes tengo mi primera clase a las 11.45. Llegué al instituto con dos horas de antelación porque tenía mucho trabajo pendiente. Lo primero que hago es comprobar que el carrito de los ordenadores está correctamente reservado (es la primera vez que lo reservo y se hace mediante un programa on-line). Bien, está reservado. El problema es que de los diez supuestos ordenadores que contiene el carrito sólo hay cinco disponibles. ¿Y el resto? Seguro que hay una buena explicación, pero no me interesa. Lo que yo necesito es tener diez ordenadores (uno para cada dos alumnos) a las 12.45 en el aula del PCPI. Reservo un carrito de otra planta. Menos mal que hay ascensor. Entre los dos suman diez ordenadores (ni uno más).Empieza la clase. Reparto los ordenadores. Segundo problema: no va internet. En el centro hay dos redes wifi: Andared, que es la red que la Consejería de Educación mantiene en todos los centros, a la que están conectados por defecto todos los portátiles, y que en esos momentos no funciona; y otra red de menor potencia que el centro ha contratado de modo particular y que, afortunadamente, llega con calidad al aula del PCPI. Los alumnos me piden la clave de esta red. No se la puedo dar (luego la utilizan para conectarse con sus móviles y colapsan la atribución de líneas). Así que voy mesa por mesa conectando cada ordenador a internet.
Ya estamos todos conectados. Se registran en prezi.com... y a la mitad les solicitan una actualización del Adobe Flash Player para poder visualizar la página y trabajar con prezi. No podemos actualizar porque no estamos autorizados a modificar los equipos. A esas alturas ya me sale humo de la cabeza. Parece que los alumnos que no tienen problemas para visualizar la aplicación están utilizando el sistema operativo A (al encender el ordenador puedes elegir entre dos sistemas) y el navegador B. Venga, todos los que tengan problemas a reiniciar y a entrar primero en A y luego en B.
Mientras tanto intento encender el proyector para conectarlo a mi ordenador y de este modo explicar más fácilmente el proceso para crear un prezi. ¿Pero dónde está el mando a distancia? No está. Me tengo que subir a una mesa y encenderlo manualmente. Vale. Ahora enchufo el cable de salida al puerto de mi portatil y.... agua. El proyector no detecta ninguna entrada de vídeo. Aaaahh. En ese momento maldigo la hora en que se me ocurrió meterme en berengenales lúdico-didácticos. Los alumnos cada vez están más impacientes y revoltosos, falta más de una hora para terminar la clase y no tengo plan B.
Recojo los ordenadores y sobrepasamos la interminable hora fingiendo que resolvemos problemas de aritmética. Toca el timbre y me voy a casa agotado, frustrado y cabreado. Me tienta la idea de no volver a coger un ordenador en todo el año, de no resolver ningún problema matemático tampoco. Dedicar el tiempo a dictar apuntes, realizar ejercicios de matemáticas mecánicos y poner exámenes cada dos por tres. Vamos, en convertirme en un maestro de los sesenta.
Pero como soy un iluso y ya han pasado dos días, ahora pienso que bueno, que no hay que tomárselo a la tremenda, que seguro que los problemas técnicos tienen fácil solución y este viernes nos va a salir una buena clase. A veces autoengañarse es la única manera de acudir al trabajo con ánimo.
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