Últimamente el jurado del premio Príncipe de Asturias está sembrado. Tras Muñoz Molina le ha tocado el turno a Quino. No soy aficionado al cómic ni a los tebeos pero tengo en la estantería casi todo lo publicado por Quino (no sé si falta algo, creo que no). Sus viñetas me han acompañado desde que con nueve años leí por primera vez el libro de Mafalda que había en casa. Con el tiempo lo leí tantas veces que me sabía las historias de memoria. Es posible que Felipe fuera mi primer héroe de ficción.
Ya de jovencito mi madre me regaló un libro de Quino "para adultos". Vamos, que no salían Mafalda y sus amigos. Se trataba de Hombres de bolsillo. Ese fue el primero. Posteriormente me fue regalando todos los demás. El caso es que tengo tan interiorizado el mundo Quino que son muchas las veces que asocio sus viñetas a acontecimientos que observo o me suceden.
Por ejemplo ayer. Recojo a Héctor del colegio y mientras caminamos hacia el coche me dice que quiere una tortuga. "Papá, ¿me compras una tortuga?". Es la primera vez que Héctor pide que le compremos algo. Me informa de que la tortuga de Pablo, un amiguito de su clase, ha muerto. También Rafael Aguado tiene una tortuga en casa. Está muy contento y no para de hablar. Yo le escucho y me acuerdo de alguien más que cuida de un tortuga.
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