A las doce aproximadamente llegamos a la piscina del club. Al entrar en el aparcamiento Héctor exclama desde su sillita: "Esta piscina me gusta". Nos esperan los abuelos, los tíos y los primos. Parece verano. Ahora caigo en que es verano.
A las dos de la tarde, mientras Sonia le da de comer a Hector, bajo a darme un baño a la piscina del residencial. Es una piscina pequeña que apenas frecuentamos (y no frecuentaríamos de no ser por Héctor). Hace un sol de justicia y no hay un resquicio de sombra. El baño no dura más de cinco minutos. Suficiente para batir el record.
Por la tarde fuimos a ver el partido de España a casa de unos amigos en la sierra. La casa tiene piscina. Nos bañamos antes y durante el partido. A las once y cuarto de la noche, cuando salimos de la casa de nuestros amigos, el coche marcaba 26 grados. Veinte minutos más tarde, al llegar a la ciudad, el termómetro del coche alcanzaba los 32 grados.Verano cordobés. He cumplido el objetivo tonto que me marqué esta mañana bajo la influencia de las endorfinas: me he bañado en cuatro piscinas distintas (de instalaciones distintas) en un mismo día. ¡El sueño de cualquier niño!
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