(...)
—Cuando vi por primera vez al Domingo —continuó Syme— sólo le vi la espalda; y cuando le vi la espalda, comprendí que era el hombre más malo del mundo. Su cuello, sus hombros, eran brutales como los de un dios simiesco. Su cabeza tenía cierta inclinación, propia, más que de hombre, de buey. Y al instante se me ocurrió que aquello no era un hombre, sino una bestia vestida de hombre.
(...)
—Y aquí viene lo más curioso —continuó Syme—. Yo había visto su espalda desde la calle, estando él sentado en el balcón. Entré al hotel, y cogiendo al Presidente por el otro lado, le vi la cara a plena luz. Su cara me asustó como asusta a todos. Pero no por brutal, no por perversa. Me asustó, al contrario, por su hermosura, por su bondad. (...) Era como la cara de un antiguo arcángel que distribuyera la justicia después de un heroico combate. En sus ojos había risa; en su boca, honor y tristeza. Eran los mismos cabellos blancos, el mismo torso robusto que acababa yo de ver desde la calle enfundado en el traje gris. Pero si por detrás me pareció un animal, por delante me pareció un dios.
(...)
—Desde entonces —continuó Syme como monologando— ése es también el misterio del mundo. Al ver las horribles espaldas me parece que la noble cara es una máscara. Al ver, aunque sea un instante, la cara, la espalda me parece una simple burla. El mal es tan malo, que, junto a él, el bien parece un mero accidente; el bien es tan bueno, que, junto a él, hasta el mal resulta explicable.
El hombre que fue Jueves (G. K. Chesterton)
Terapia de grupo inesperada
No pensaba acudir a la sesión de
evaluación de 2ºC. La materia que imparto (Refuerzo de matemáticas)
no es evaluable (la nota “no cuenta”) y los alumnos que tengo no
trabajan nada. Sólo son dos horas a la semana pero me tienen
amargado. Cambié de idea y me alegré.
Profesora de Lengua: Llevo veinte años
dando clase y es la primera vez que me pesa venir a trabajar. Parezco
una niña que no quiere ir a la escuela. Pero es que pienso en estos
alumnos y me dan ganas de salir corriendo.
Profesora de Religión (sólo una hora
a la semana con el grupo): Me voy a la cama con mal cuerpo pensando
que tengo clase con ellos al día siguiente.
Qué alivio saber que no soy el único
que se siente impotente, inútil y frustrado. Qué alivio constatar
que yo no tengo la culpa. Porque lo peor de dar clase a estos
chavales no es lo pesado de las dos horas que compartes con ellos, ni
la sensación de que tu trabajo no sirve para nada, sino el come-come
posterior. ¿Soy demasiado antipático? ¿Debería ser más flexible?
¿Por qué no funciona nada de lo que intento? ¿Qué puedo/debo
hacer?...
Propuestas de mejora
Desde el curso pasado los profesores de las asignaturas en las que suspendan más de un 50% de los alumnos deben redactar un informe en el que:- Se analicen las causas del alto porcentaje de suspensos.
- Se propongan unas medidas para mejorar el rendimiento durante el próximo trimestre.
- Porcentaje de alumnos que faltan a clase con mucha frecuencia (casi no asisten): 10%
- Porcentaje de alumnos que no estudiaron Matemáticas B (es la asignatura de 4º ESO que deben cursar los estudiantes que posteriormente quieran elegir el bachillerato científico): 33%
- Porcentaje de alumnos que obtuvieron el título de la ESO con las matemáticas suspensas: 23%
- Porcentaje de alumnos nuevos en el centro: 80%
- Porcentaje de alumnos con más de cuatro suspensos en esta evaluación: 57%
- Los alumnos deben asistir a clase. Noooooooooooo. El cumplimiento de esta medida no depende del profesor así que no se debe incluir en el informe.
- Sería recomendable que los alumnos que quieran cursar el bachillerato científico estudien y aprueben la asignatura de Matemáticas B en 4º ESO. Noooooooooooo. Eso es segregar y marginar.
- Los alumnos con falta de conocimientos deben trabajar más en su casa y realizar el trabajo que no hicieron en su día para poder recuperar y alcanzar los objetivos de la asignatura. Que noooooooooooooo, que no te enteras. Eso tampoco depende del profesor.
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Este trimestre no hago más que contemplar la espalda de la enseñanza. Me he sentido como un bombero en un incendio forestal. Me he sorprendido sopesando cambiar de centro, soñando que hacía un trabajo de oficina, lejos de las aulas. Si lo tuviera que resumir en una frase: siento que lo que hago no sirve para nada.
Espero que a la vuelta de vacaciones me encuentre con la cara de la enseñanza. Sé que existe. La recuerdo. Pero este año me está resultando esquiva.
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No te deprimas. Pide traslado al Salvador Dalí.
ResponderEliminarTe aseguro que te divertirás. Esa es la receta: diviértete tu en clase y los alumnos además de divertirse algo aprenderán.
Feliz 2014