- ¿Sabes a dónde he ido después de llevar a Héctor al colegio?
- A Mercadona - contesto, porque he visto en la nevera las naranjas para zumo que solemos comprar en este supermercado.
- ¿Cómo lo sabes?... No te puedes imaginar la que había montada en la rotonda del Brillante. Menudo control policial. Inspeccionaban hasta los bajos de los coches. No sé que había en el Parador de la Arruzafa, pero tenía que ser un pez gordo, un jeque o algo así.
En el telediaro de la noche nos hemos enterado de que más de 130 opositores al régimen de Bashar al-Asad se han reunido en la ciudad para buscar soluciones al actual conflicto.
¿Por qué en Córdoba?
Bueno, no es una elección aleatoria. Tiene un significado. El Califato de Córdoba fue fundado por Abderraman I, un príncipe de la dinastía Omeya que huía de Damasco, donde su familia había sido aniquilada tras un golpe de Estado. Simplificando mucho podríamos decir que el esplendor de Córdoba tuvo su origen en una guerra civil en Siria. Viendo las noticias por el telediario los acontecimientos parecen más lejanos de lo que en realidad son.
Damasco, Bagdad, Jerusalem... ciudades míticas, de ensueño, que han terminado como telón de fondo en los sucesos de los noticiarios. El horror ha ocupado el lugar de las mil y una noches. Qué pena.
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