Precisamente esa era la película que proyectaban en el Cinéma Vox el pasado sábado. Entre eso, los miles de kilómetros recorridos, el frío riguroso y los adornos navideños que se vendían en multitud de tiendas, me hizo sentir que era yo el que había hecho un viaje al pasado en el que se estrenó la película.
Ahora me entero de que la película ha regresado a las salas de los cines porque hoy, 21 de octubre de 2015 es el día exacto en el que Martin McFly vuela al futuro. Así que el futuro era hoy. Este es el primer futuro que alcanzo y me hace sentir un poco de vértigo. Recuerdo 1984 y las conmemoraciones orwellianas (aunque no supiera quién era Orwell ni cuál su profecía), así como 2001 y su odisea particular. Pero esos eran futuros creados antes de mi nacimiento y, por lo tanto, no me afectaban en absoluto. Es más, me parecía de lo más natural que el futuro concebido en un pasado remoto hubiera al fin llegado.
Regreso al futuro es otra cosa. Vi la película en el cine y muchas más veces después. Apodamos McFly a un amigo del colegio (porque se parecía a McFly padre de joven, no a Michael J. Fox). ¿Ya ha llegado 2015? ¿Martin McFly ha dejado de ser el modelo de adolescente guay para convertirse en padre de familia agotado por el trabajo? ¿Tan rápido? Glups.
Los medios de comunicación están celebrando el día de Regreso al futuro haciendo una lista de los aciertos y fallos que la película tiene acerca de los avances tecnológicos que disfrutaríamos en 2015. Sí, existe la videoconferencia. No, no existen los coches voladores. Sí, no, sí, no... Hasta el USA Today ha salido hoy con la portada con la que aparece en la película:
Y hablando de periódicos, ¿quién me hubiera dicho a mí hace 30 años que el día en que Martin McFly aterrizase en el futuro el periódico de mi ciudad publicaría unas declaraciones mías? La coincidencia me hubiera parecido más increíble que los patinetes voladores.
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