Cita



El momento de la verdad nunca llega, el momento de la verdad nunca se va.
Ramón Eder

lunes, 16 de abril de 2012

Moreno Villa

Hace casi dos años que descubrí el blog de Muñoz Molina. Ese mismo día escribí mi primer comentario. En él le mostraba mi agradecimiento por tantos buenos ratos y por tantos descubrimientos. El último descubrimiento, en aquellas fechas, era el de José Moreno Villa.


Acabo de comprar en la feria del libro del instituto el libro que decidí regalarme en esta edición. La feria del libro que organiza el instituto es una buena oportunidad para ceder a la tentación de comprar libros "especiales", más caros de lo habitual. Cada ejemplar se vende con un descuento del 22.5 % (el año pasado era el 25 %. ¿Hay algo que no esté afectado por los recortes?). Un 10 % lo descuenta la librería Luque, que es la que suministra los libros, un 10 % lo subvenciona el instituto y el 2.5 % restante lo subvenciona la asociación de padres.

Aquí estoy, como un niño con jueguete nuevo, hojeando, sopesando e incluso olisqueando (que bien huele) un ejemplar de Memoria, libro publicado por La Residencia de Estudiantes que reune por primera vez los escritos autobiográficos de José Moreno Villa (aunque esta afirmación no es del todo cierta. No incluye el diario que escribió de su viaje a Nueva York. Supongo que en Vida en claro, autobiografía escrita con posterioridad al diario, se reflejan las vivencias de ese viaje. Incluir el diario y la autobiografía en el mismo volumen hubiera podido ser reiterativo. No sé, no sé. Me hago este razonamiento para consolarme pero no funciona. La verdad es que ha sido una pequeña decepción bucar pacientemente en el Indice y no encontrar Pruebas de Nueva York en ninguna parte).

Hay libros que son un lujo. Este es uno de ellos. Por su contenido, por su cuidada edición. Abro una página al azar y leo:
Recuerdo bien donde lo vi por vez primera. Estaba parado en la puerta del Ateneo. Yo venía con Juan Ramón, que me dijo: <<Mire, aquél es Antonio Machado>>. <<¿Aquél tan sucio?>>, le pregunté. <<Sí>>. Además de sucio era distraído. Una tarde, me senté a su mesa en el Café Kutz. Estaban con él su hermano Manuel y un tal Fernández que sabía de teatro. Éste y Manuel estaban fumando, yo saqué mi petaquilla, tomé un cigarro, y como los que yo fumaba no solían gustar a los españoles, no le ofrecí a Antonio. Éste, sin embargo, distraído, y creyendo que yo le había dado uno, encendió una cerilla y se la aplicó a los dedos llevados a la boca.

sábado, 7 de abril de 2012

Cumpleaños Feliz


Cumpleaños feliz, cumpleaños feliz, te deseamos, HECTOR, cumpleaños feliz.

No sé cuántas veces la hemos cantado hoy. No sé cuántas veces se la ha cantado Héctor a sí mismo (en el baño y después de la cena se arrancaba en solitario y con un entusiasmo indesmayable).

Desde luego ha sido un cumpleaños feliz.