Cita



El momento de la verdad nunca llega, el momento de la verdad nunca se va.
Ramón Eder

sábado, 8 de octubre de 2011

Otro prejuicio

He leído algunos libros que tratan sobre la formación de prejuicios y estereotipos. El último, sin ir más lejos, el de José Antonio Marina que comenté aquí hace poco. Es un tema que me interesa como herramienta para intentar comprender mejor a los demás y a mí mismo. Procuro estar alerta ante mis propios prejuicios, identificarlos, razonarlos y neutralizarlos.

Esta tarea me resulta relativamente fácil con los prejucios sociales que he podido asimilar con los años. Cuando el prejucio o el estereotipo lo he adquirido por influencia de mi entorno no me cuesta trabajo desprenderme de él.

Lo difícil es desprenderse de un prejuicio personal que uno ha ido desarrollando a saber por qué causas. Un ejemplo, ¿por qué me cae tan mal Carlos Fuentes? Lo único que sé de él es que es un escritor mexicano al que se suele incluir en el llamado boom latinoamericano. No conozco su biografía, no conozco su obra, no recuerdo haber leído ni haberlo escuchado en ninguna entrevista, tampoco recuerdo ningún hecho que justifique ni siquiera remotamente mi disposición de ánimo hacia su persona.

Hace trece años, cuando vivía en Barcelona y todavía no había desarrollado este prejuicio, empecé a leer "gringo viejo", una de sus novelas más famosas, aunque solo sea porque tuvo una adaptación cinematográfica en la que Gregory Peck interpretaba el personaje basado en Ambrose Bierce, periodista y escritor norteamericano que había descubierto hacía poco tiempo y que me parecía fascinante.


En 1913, con 71 años cumplidos, Bierce cruzó la frontera mexicana para unirse al ejército de Pancho Villa (se supone que como observador, a su edad no estaba para combatir). Poco antes dejó escrito a un familiar: Adiós. Si oyes que he sido colocado contra un muro de piedra mexicano y me han fusilado hasta convertirme en harapos, por favor, entiende que yo pienso que esa es una manera muy buena de salir de esta vida. Supera a la ancianidad, a la enfermedad, o a la caída por las escaleras de la bodega. Ser un gringo en México. ¡Ah, eso sí es eutanasia! Al poco se le perdió la pista y ya no se supo nada de él. Ese final desconocido es el que novela Carlos Fuentes en "gringo viejo".

El libro no me gustó y lo dejé en los primeros capítulos. Pero eso no es motivo para que me desagrade Carlos Fuentes. Lo peor es que por mucho que lo identifique y lo razone el prejuicio sigue ahí, no consigo neutralizarlo. Es más, me reafirmo muy gustosamente en él. Esta tarde enciendo la televisión y en la 2 hay una especie de miscelánea cultural, un programa titulado "Miradas 2". De repente aparece Carlos Fuentes y dice lo siguiente referido a su último libro: representa a todas las mujeres del pasado, a las que no conocí, y a todas las mujeres del futuro, a las que no voy a conocer. Claro, y yo me pregunto ¿qué pasa con las mujeres del presente? ¿las conoce a todas? Ay, qué mal me cae.

No sé, a lo mejor a vosotros no os da esa misma impresión. Podéis escucharlo en este vídeo, a partir de del minuto 10:30.
http://www.rtve.es/alacarta/videos/miradas-2/miradas-2-08-10-11/1218553/

A pesar de todo no desisto en mi lucha contra el prejuicio. Me ha entrado curiosidad y voy a intentar de nuevo leer "gringo viejo". Veremos qué ocurre trece años después.




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