Cita



El momento de la verdad nunca llega, el momento de la verdad nunca se va.
Ramón Eder

domingo, 21 de abril de 2013

Copenhague visto y no visto

Después de muchos días de trabajo intenso, ayer le comenté a Sonia que la idea de pasar seis horas en el aeropuerto de Copenhague, haciendo trasbordo de camino a Vilna, me parecía tan atractiva como una buena clase de yoga. Seis horas sin hacer nada, mejor aún, sin poder hacer nada. Seis horas dedicadas en cuerpo y alma a aburrirme y a no pensar. En todo caso a leer, pero ni siquiera eso.

Javier y Álvaro, los dos jóvenes que me acompañan en este viaje, no hacían más que insistir desde que los recogí en Almacenes Blanco esta mañana: Eduardo, vamos a Copenhague. Yo les respondía con evasivas, sin querer parecer un aguafiestas desde el primer día de viaje, confiando en que la suerte decidiera por mí: ya veremos. Depende de lo lejos que esté el aeropuerto, del clima que nos encontremos... no me apetece ir paseando con las mochilas bajo la lluvia. Sí, sí, claro, además no nos hemos traído paraguas.

Aterrizamos a las 14.15. Nuestro vuelo salía a las 20.50. Poco más de seis horas hasta la hora de embarque y las maletas facturadas desde Málaga. Nos informamos de que un tren cercanías te dejaba en el centro de Copenhague en 12 minutos. El precio del billete ida y vuelta es de 50 coronas (unos siete euros).

¿Y la lluvia? No se veía una nube en todo el horizonte. Hacia un tiempo estupendo y el centro de la ciudad era una fiesta con todos los daneses copando las terrazas y los parques. El azar decidió visita a Copenhague y acertó de pleno. La sesión de yoga puede esperar

1 comentario:

  1. No hay nada mejor que contar con no hacer nada para no parar! Parece que no tuviste que hacer de profe responsable. Ya me contarás mañana en tus notitas...
    Have fun,ok?

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