Cita



El momento de la verdad nunca llega, el momento de la verdad nunca se va.
Ramón Eder

domingo, 11 de septiembre de 2011

Exámenes de septiembre

La LOGSE fue una ley admirable al servicio de una ideología pedagógica que ha cercenado las potencialidades de varias quintas de españoles. Digo que fue una ley admirable en el sentido de que era muy completa y totalmente coherente con su (equivocada) visión pedagógica.

La LOCE (2002, promulgada por el PP) y la LOE (2006, promulgada por el PSOE) son malas leyes al servicio del oportunismo político de turno, sin ninguna visión ni ideología pedagógica que las sustente.

La LOGSE suprimió los exámenes de septiembre en la ESO. Bueno, dado que la ESO no existía antes de la LOGSE, sería más correcto decir que no contemplaba una prueba extraordinaria en septiembre para los alumnos que no hubieran alcanzado los objetivos en junio. Era una decisión totalmente coherente con el espíritu de la ley y con el conjunto normativo que la desarrolló. ¿Cómo puede un alumno alcanzar en dos meses y por sí solo los objetivos que no pudo alcanzar en nueve meses con la ayuda del profesor y de las actividades de clase? Además hay que tener en cuenta que para el sistema LOGSE dominar los contenidos de las áreas de conocimiento no era mucho más importante o menos necesario que otros ítems como la actitud del alumno, el trabajo desarrollado, su evolución a partir de un diagnóstico inicial, etc. Cuestiones todas imposibles de evaluar en un examen de una hora u hora y media a lo sumo.

La LOCE (PP, 2002) introdujo las pruebas extraordinarias en la ESO dejando que cada comunidad autónoma decidiera si se celebraban en junio (una semana después de la evaluación ordinaria) o en septiembre. Como PSOE y PP utilizan las normas educativas y su aplicación para atizar al contrario en lugar de para resolver los problemas del sistema educativo, ocurrió que las comunidades gobernadas por el PP establecieron las pruebas en septiembre y las gobernadas por el PSOE en junio (excepto en Andalucía donde la Consejería dio libertad a cada centro para que el consejo escolar decidiera cuándo celebrar la prueba dando lugar a agravios entre alumnos matriculados en distintos centros. Recuerdo las quejas de los padres porque su hijo tenía los exámenes en junio -y no había tenido tiempo para prepararlos- mientras que su vecino los tenía en septiembre).

La LOE (PSOE, 2006) estableció que la prueba extraordinaria se celebrara obligatoriamente en septiembre en todo el estado (contradiciendo la política educativa llevada a cabo por el PSOE tanto bajo la LOGSE como bajo la LOCE, ¿pero quién pide coherencia y argumentos sólidos en estos temas? ¿a quién le importa?).

La LOCE fue un parche a la LOGSE. Más que refundar el sistema educativo (cosa que sí hizo la LOGSE respecto al sistema anterior), trató de implantar algunas medidas llamativas de cara a la opinión pública (caso de los exámenes en septiembre para la ESO). En muchos aspectos fundamentales las dos leyes eran iguales. Aunque para confirmar esto último tendríamos que haber comprobado cómo se desarrollaba el conjunto normativo. La LOCE se derogó cuando estaba empezando a implantarse. Así es difícil evaluar cuál podría haber sido su impacto.

La LOE es un híbrido entre la LOCE (conserva casi todas las modificaciones que ésta hizo a la LOGSE con ligeros cambios de nomenclatura para despistar. Este es un ejemplo) y la LOGSE (comparten la misma "visión pedagógica"). Es decir, es una ley incoherente, contradictoria e imposible de cumplir. Pretende que hagamos una programación y una evaluación en competencias y al mismo tiempo establece una evaluación extraordinaria (con los mismos efectos prácticos que la evaluación ordinaria) que consiste en una prueba escrita de una hora u hora y media.

Dejando atrás las incoherencias legislativas, luego está la realidad de los exámenes de septiembre en la ESO. Y esta es la realidad según mi experiencia. Datos de este curso (de las asignaturas que he impartido):
  • 2º de la ESO: 27 alumnos suspendieron en junio, de los cuales 13 se presentan al examen de septiembre y solo uno lo aprueba (con ayuda de mí parte, todo hay que decirlo).
  • 4º de la ESO: 8 alumnos suspensos, de los cuales uno se presenta al examen y no lo aprueba.
Es cierto que mi actual instituto tiene un alumnado peculiar y estos resultados no se pueden generalizar. Pero también es cierto que en otros centros en los que he trabajado el porcentaje de aprobados en septiembre es bajo o muy bajo. Lo normal, lo lógico, es que un alumno que no es capaz de superar la materia en nueve meses con todas las ayudas que se le ofrecen sea aún más incapaz de superarla en dos meses por si solo en su casa.

Alguien podría pensar que las pruebas de septiembre se justifican por el hecho de ayudar a esos pocos alumnos que se esfuerzan y recuperan. Pero es que en la gran mayoría de esos casos los alumnos no aprueban sino que se les aprueba por razones más o menos nobles. En muchas ocasiones el equipo educativo opina que no es bueno que un alumno repita. Entonces se pide a los profesores de las materias suspensas si no es posible echarle una mano. Y así "recuperan" la materia. Si el dilema se hubiera planteado en junio el resultado hubiera sido el mismo, es decir, en ese caso el alumno no habría suspendido la materia que "recuperó" en septiembre.

Unas de las consecuencias más indeseables de los exámenes de septiembre es el gran obstáculo que suponen para la planificación del curso siguiente. La Concejería asigna en julio el cupo de grupos y profesores para cada centro. Esta asignación se hace en función de los alumnos matriculados en cada curso y la matrícula no se cierra hasta después de los exámenes de septiembre. Por tanto la asignación se realiza en función de las expectativas de matrícula, es decir, de las expectativas que el equipo educativo tiene sobre los alumnos que deben examinarse en septiembre. A veces (prefiero pensar que no es habitual) las expectativas no se cumplen y hay que hacerlas cumplir. Esto ocurrió en un pequeño centro de una pequeña localidad en el que trabajé. Para mi asombro y vergüenza la decisión de que los alumnos aprobaran o no dependía de que al centro le pudieran adjudicar un grupo más en 2º o en 3º. Viva la pedagogía práctica.

Conclusión: ¿Exámenes de septiembre? En la ESO no (el bachillerato es otra cosa).





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