Cita



El momento de la verdad nunca llega, el momento de la verdad nunca se va.
Ramón Eder

viernes, 10 de febrero de 2012

Mal de escuela

Desde que terminaron las vacaciones de Navidad acudo al instituto bajo la influencia de mal de escuela. Que no os asuste el nombre con pinta de diagnóstico de enfermedad depresiva, se trata del título de un libro que estoy leyendo poco a poco, en pequeñas dosis para metabolizarlo mejor.

Lo compré por impulso. Lo vi en la estantería, el precio era propicio (edición de bolsillo), recordaba haber leído las reseñas de cuando se publicó (año 2008) y algún comentario favorable de Fernando Savater. Hojeé el ejemplar y me dirigí a la caja a pesar de haberme prometido no comprar ningún libro en vacaciones, y menos aún en vísperas de Reyes.



Daniel Pennac fue un mal alumno, un zoquete, en palabras del traductor Manuel Serrat. Contra todo pronóstico terminó graduándose e incluso finalizó con éxito sus estudios universitarios de lengua francesa. Con la licenciatura bajo el brazo regresó "al lugar del crimen", a esa escuela en la que tanto había sufrido como alumno estigmatizado por su incapacidad para aprender. Durante 27 años, al mismo tiempo que se convertía en un escritor de éxito, estuvo impartiendo clases de lengua y literatura francesa en centros educativos donde predominaban los alumnos fracasados. Zoquete frente a zoquetes. De eso trata el libro, de sus recuerdos de zoquete, de sus recuerdos enseñando a zoquetes y de las meditaciones que esas vivencias le provocan. Así comunica Pennac sus intenciones a su hermano Bernard:

Anuncio a Bernard que pienso escribir un libro sobre la escuela; no sobre la escuela que cambia en la sociedad que cambia, como ha cambiado este río, sino, en pleno meollo de ese incesante trastorno, precisamente sobre lo que no cambia, en una permanencia de la que nunca oigo hablar: el dolor compartido del zoquete, sus padres y sus profesores, la interacción de esos pesares de escuela.

Así que llevo un mes trabajando en compañía de Monsieur Pennacchioni, sus zoquetes y sus meditaciones. Casi diría que supervisado por ellos.


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