Uno podría pensar que las retransmisiones de eventos son más difíciles de deformar. Se retransmite todo el evento y el espectador ve lo que hay. Pues tampoco. Tras ver en Granada los cinco partidos de la fase de grupo del mundial de baloncesto, el partido que vi por la tele contra Senegal me pareció una mala copia. Una mala traducción de un libro escaneado. Un sustitutivo degenerado de la realidad.
Ayer por la noche pusimos la tele mientras Pedro se dormía y nos encontramos con la agradable sorpresa de que la 2 emitía el concierto de la Preservation Hall Jazz Band en San Javier. Uno de los mejores conciertos que hemos presenciado este verano, pródigo en buenos conciertos. Se puede disfrutar en rtve a la carta. Tras la alegría inicial por dar con algo potable a esas horas y rememorar una noche inolvidable, empezaron las comparaciones. ¡Qué oscuro sale todo! Se escucha regular, ¿no? ¿No te parece que los músicos parecen distintos? En este caso hablábamos con conocimiento de causa porque en ese concierto bajamos hasta el escenario y teníamos a los músicos a tres o cuatro metros de distancia, no más. Tuvimos tiempo de sobra para fijarnos en sus caras, que recordábamos ligeramente diferentes a los primeros planos que mostraba la televisión. Al final se produjo el deseo infantil de Héctor. Llevaba toda la semana diciendo que me veía por la tele en los partidos de baloncesto y resulta que sí, que he salido por la tele, pero ha sido en el concierto de San Javier. Se me ve de espaldas, con la camiseta verde de Peace and Music que compré en NY, cuando el trombón se tumba en el suelo delante nuestra. A ver si es verdad que tenemos un brujito.
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Es curioso, la ilusión que nos hace salir en la TV, aunque no se nos reconozca. Yo también he salido de refilón, como dice mi madre, en algún evento o simplemente porque pasaba por allí cuando le hacían una entrevista a alguien.
ResponderEliminarRespecto a disfrutar de la TV, yo lo hago siempre, o casi siempre, en el pc. Me gusta ver Documentos TV, los conciertos de Diálogos 3 y los noticieros, si ha ocurrido algo importante. Cuando estoy con mi madre, sufro un programa digno del martirio más sádico imaginable: interminable, insoportable, lleno de personajes extraños que dan grima y hasta asco porque suelen hablar y comer a la vez (no es extraño que coman, ya que el programa dura una eternidad).
Siempre les pido a mis hermanos, cuando van a ver una carrera de motos o bicicletas, que se pongan una camiseta fosforito, para que pueda distinguirlos con facilidad. Haz lo mismo para satisfacer a tu hijo.
Fui al baloncesto con mi cuñado y un amigo guasón. Tuvieron la idea de ponernos unas barbas postizas en honor a Sergio Rodríguez, jugador que a mí me desespera un poco. Entre las barbas y el sombrero que te regalaban al entrar nadie nos hubiera podido reconocer. Íbamos lo suficientemente pintorescos como para que algunos fotógrafos acreditados nos hicieran fotos. Incluso hubo espectadores que se quisieron fotografiar con nosotros. Hay gente pá tó.
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