Cita



El momento de la verdad nunca llega, el momento de la verdad nunca se va.
Ramón Eder

lunes, 30 de enero de 2012

Quisiera pedirle perdón

Este curso los lunes son mi mejor día laboral. Sólo dos horas de clase: de 8.15 a 10.15.

A primera hora tengo clase con mi tutoría. Están medio dormidos y el silencio se palpa. Ni los más charlatanes abren la boca salvo para contener a duras penas un bostezo. Termina la clase y se acerca M, a quien previamente he notificado que el miércoles está expulsada por su comportamiento del pasado viernes (marcharse del centro sin permiso, sin ni siquiera notificarlo):
- Profe, quería disculparme por irme sin permiso. Sé que hice mal ...

Entro en el aula de 3º y en la puerta me está esperando JM:
- Profe, quisiera pedirle perdón, que sé que me porté mal...
Durante la hora de clase, JM atiende y trabaja como no lo ha hecho en todo lo que llevamos de curso.

Lo tengo más que comprobado, no hay medida más eficaz que llamar a los padres, ni tiempo mejor invertido que entrevistarse con los padres. Si los padres te conocen personalmente están más predispuestos a confiar en tu criterio y te darán su apoyo cuando lo necesites.

Incluso si los padres no son colaboradores, también es una buena medida llamarlos y tomar tú la inciativa. Pongamos el caso de M. Cuando el viernes llamé a su madre, ésta me dijo que pensaba pedirme una cita porque su hija estaba enfadada con el profesor de matemáticas (es decir, conmigo). No sé si es verdad que quería pedir una cita o fue una manera de salir al paso, pero le cogí la palabra y mañana nos vemos. No es lo mismo entrevistarnos siendo yo el que ha llamado, el que marca la agenda y con el tema del comportamiento de su hija como prioridad, que si hubiera sido al contrario, la madre llamando y con las quejas de su hija gobernando la conversación.

Conozco a profesores que tienen pánico a los padres. También conozco a más de uno que aprueba a un alumno con tal de no enfrentarse a la reclamación del padre (no es que yo sospeche malintencionadamente, es que lo van pregonando a los cuatro vientos). Esto último me parece una falta de profesionalidad lamentable. Y una injusticia. ¿Qué pasa, que a los alumnos cuyos padres no son maleducados ni pesados se les puede suspender tranquilamente? ¿Se premia a la mala educación y a las malas formas aprobando al hijo?

En lo que a mí respecta, entiendo que atender a los padres forma parte de mi trabajo e intento movilizarlos a mi favor. Si no lo consigo, al menos que no vayan en mi contra. Y en el peor de los casos, si me encuentro ante un padre belicoso y que no atiende a razones (que también los he tenido) prefiero ser yo el que lo llame a él y no al contrario. Llevar la iniciativa y no estar a la defensiva.

Al terminar la clase de 3º me fui en busca de C para comunicarle su sanción. He acordado con el jefe de estudios que este viernes C se va a encargar de limpiar la clase antes de que termine la jornada. Después de M y JM sentía curiosidad por ver la reacción de C. ¿Se disculparía también de manera espontánea? ¿Admitiría el castigo sin más disculpas pero tampoco rechazos? ¿Persistiría en su actitud del viernes? Me quedé con las ganas porque C no ha ido hoy a clase.

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