Cita



El momento de la verdad nunca llega, el momento de la verdad nunca se va.
Ramón Eder

domingo, 19 de febrero de 2012

¡Por fin!


Hace 18 años se disputaron en Córdoba dos partidos de cuartos de final de la copa del rey de baloncesto. El primer partido, televisado para toda España, enfrentó al Joventut contra el Tau, con victoria para este último equipo. Recuerdo que a falta de pocos segundos, cuando la victoria del Tau ya era evidente, el público empezó (empezamos) a corear "Tiempo muerto, tiempo muerto, tiempo muerto...". Manel Comas, entrenador del Tau, atendió la súplica y se llevó la consiguiente ovación. Todos queríamos ver como el odioso Zeljko Obradovic, entrenador del Joventut, probaba su propia medicina. Tenía la fea costumbre de solicitar tiempo muerto a pocos segundos de finalizar los partidos cuando la victoria de su equipo era segura, lo que era interpretado por los aficionados como una humillación para el equipo rival.

A continuación se disputó un partido entre el Real Madrid y un equipo gallego cuyo nombre he olvidado. Tuve el privilegio de ver jugar en directo al gran Sabonis. El partido tuvo poca emoción. Desde el principio se vio que no había lugar para la sorpresa y, para disfrute del público asistente, en su mayoría madridista confeso, el partido fue coser y cantar. Luego, en la calle, esperé junto al autobús del equipo a que los jugadores salieran del pabellón. Uno a uno fueron desfilando: Antonio Martín, Biriukov, Sabonis, Arlaukas, Lasa, Santos, Gacía Coll, Antúnez...


Las semifinales y la final se celebraron en Sevilla y ya no pude asistir. Las vi en la tele, como siempre. Ganó el Barcelona. El Real Madrid no pudo revalidar el título conquistado el año anterior.

¿Quién me hubiera dicho entonces que iba a tener que esperar 18 años para ver a mi equipo ganar de nuevo esta competición? ¡Ni que le hubiera echado mal de ojo aquella noche inolvidable! 18 años, casi la mitad de mi vida. En ese tiempo el equipo ha ganado varios títulos, incluida una copa de Europa (con el odioso Obradovic de entrenador, por cierto), pero ninguna copa del rey. Cada mes de febrero una decepción.

Esta tarde me puse a ver el partido con el ánimo de quien se conoce de memoria la película. El Barcelona era clarísimo favorito en los pronósticos y yo no tenía duda de que éstos se iban a cumplir. Empezó dominando el Real Madrid. Engordar para morir, pensé yo. En el segundo cuarto el dominio se asentó con jugadas de auténtico mérito. Se llegó al descanso con nueve puntos de ventaja y aunque el equipo estaba jugando bien, todavía quedaba un mundo y no quería hacerme ilusiones. Tras la reanudación el Barcelona se fue acercando poco a poco en el marcador hasta colocarse a un solo punto a mediados del tercer cuarto. Ya está, pensé, hasta aquí llegamos. Pero no, el día de la marmota ha durado 18 años y ni uno más. Hoy, por fin, Bill Murray se ha despertado al día siguiente y con la compañía de Andy McDowell. El Madrid recuperó terreno en los minutos finales del tercer cuarto. El último cuarto ha sido un paseo hasta los 17 puntos de diferencia definitiva, un homenaje sin nervios ni tensión en el que ha habido tiempo para recordar a tantos buenos jugadores que nunca levantaron este trofeo.

Cuando visité la tienda de la NBA en la quinta avenida (un auténtico paraíso para el adolescente que fui), compré un vaso con forma de canasta de baloncesto y con el escudo de los Boston Celtics. Es un vaso tamaño gigante (tamaño normal para los americanos). Lo tengo reservado para celebrar los títulos de mis equipos de baloncesto (Madrid y Celtics). Y aquí está, casi tres años he tardado en bautizarlo. Por fin.

2 comentarios:

  1. Antonio Martín, Sabonis, Viriukov, también eran mis ídolos. Estoy enseñando a mi hijo a jugar a Baloncesto, que es uno de los deportes más hermosos que hay.

    ¿Cuánta cerveza cabe en ese vaso gigante?

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    1. Creo que 18 onzas (no encuentro mi modelo en la tienda on line, debe estar descatalogado). Poco más de medio litro.

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