Cita



El momento de la verdad nunca llega, el momento de la verdad nunca se va.
Ramón Eder

lunes, 29 de agosto de 2011

El maleducado y el ser superior

El actual entrenador del Real Madrid es un maleducado recalcitrante. Ha demostrado que no sabe ganar y menos aún sabe perder. Siendo una persona que ostenta un poder inmenso dentro de su profesión se hace la víctima constantemente sin razón y sin verguenza. Además es altivo, egocéntrico, ventajista, el peor ejemplo que pueden tener los jóvenes aficionados al fútbol (que, especialmente en el caso de los varones, son casi todos).

El actual presidente del Real Madrid es un ser superior, según definición de uno de sus más fervorosos subalternos. Y debe de serlo porque lo que está consiguiendo no es fácil, que madridistas de toda la vida estén renegando de su equipo o estén a punto de hacerlo. Hagamos un resumen de su historial deportivo (quizás sería más interesante conocer su historial laboral, enterarnos de cómo ha llegado a ser un empresario "top", en palabras de su maleducado y protegido empleado). Llega a la presidencia del Real Madrid cuando el equipo, entrenado por Del Bosque, acaba de ganar su segunda copa de Europa en tres temporadas. Con la inercia de ese grupo ganador más unos fichajes estelares (Figo, Zidane y Ronaldo) el equipo gana dos ligas y una copa de Europa en las siguientes tres temporadas, las únicas exitosas de su mandato. Desde entoces el ser superior se dedica en cuerpo y alma a demoler la institución que preside: echa a Del Bosque sin aviso el día después de ganar la liga, ficha a un entrenador tras otro a cual más extravagante (cinco entrenadores en dos temporadas), ficha a un director deportivo tras otro (tres directores en esas mismas dos temporadas) y cuando comprueba que el equipo está hundido en el pozo dimite a mitad de temporada, dejando como sustituto a un tal Fernando Martín que poco tiempo después sale en los periódicos porque la constructora que dirige entra en suspensión de pagos.

Se convocan elecciones y se produce el escándalo del voto por correo propiciado por la normativa aprobada durante la era del ser superior (¿una manera de garantizarse las victorias electorales?). Una jueza dictamina que no se contabilice el voto por correo y que sólo se considere válido el presencial. De esta manera gana un candidato inesperado: Ramón Calderón. Sorprendentemente el equipo se rehace y en las siguientes dos temporadas gana la liga al poderoso Barcelona de Ronaldiño. Pero una mala temporada y nuevos escándalos por trapicheos en las asambleas de socios provocan la dimisión de Calderón y un adelanto electoral. Sólo se presenta un candidato (los avales bancarios requeridos para presentar candidatura no están al alcance de cualquiera) y por lo tanto no es necesario el trámite de las urnas. El ser superior regresa como salvador del caos que él mismo ha provocado. Y lo hace con su mano derecha habitual, un cantamañanas que lleva muchos años viviendo del cuento.

La primera temporada promete. Ficha a un buen entrenador y a grandes jugadores. Borrón y cuenta nueva. Pero la temporada acaba sin títulos porque el rival, el Barcelona actual, es uno de los mejores equipos de la historia del fútbol. No es demérito del Madrid sino mérito del Barcelona. El ser superior no lo entiende así y despide al entrenador (y van....) para fichar al maleducado, que se comporta en Madrid como lo ha hecho en los otros clubes en los que ha trabajado, subordinando los intereses del Real Madrid a los suyos propios. Y el ser superior lo consiente y se lo permite todo. Cualquier medio es válido para conseguir los fines (y encima no siempre se consiguen, por lo que nos envilecemos para nada. En las últimas cinco temporadas que el ser superior ha presidido el club, el equipo solo ha ganado una Copa del Rey).

Después del bochorno de la supercopa me propuse no ver ningún partido de fútbol esta temporada. No quiero que pierda mi equipo, pero tampoco quiero que ganen el maleducado y el ser superior. Prefiero dedicar mi atención a otra cosa.

Pero esta mañana en la piscina mi padre me preguntó si iba a ir a casa a ver el partido. No había pensado en que los partidos de fútbol son unas de las pocas aficiones que comparto con mi padre. Renunciar a ver los partidos supone renunciar a compartir con él algunas tardes de domingo. Así que cambié de idea. Veré los partidos como cuando veía el baloncesto de la NBA, sólo interesándome en la retransmisión del juego, sin saber nada, sin querer saber nada de ruedas de prensa, declaraciones, desplantes, rumores, celebraciones o frustraciones mal llevadas. Como si no existieran el maleducado y su superior.

Hoy suena el himno del Madrid. Un himno de opereta, ridículo y desfasado, pero entrañable para los seguidores de toda la vida. En su afán por arruinar moralmente la institución, el ser superior lo ha intentado suplantar por una horterada cantada a pleno pulmón por Plácido Domingo. No me extraña que no le guste, porque escuchando su letra a más de uno debería darle verguenza:

Enemigo en la contienda,
cuando pierde da la mano
sin envidias ni rencores



_

1 comentario: