Cita



El momento de la verdad nunca llega, el momento de la verdad nunca se va.
Ramón Eder

martes, 20 de marzo de 2012

Why me? Why you? Why here? Why now?

Quedan dos meses para que termine el curso en 2º de Bachillerato. Las clases terminarán seguramente el 23 de mayo. Luego habrá una semana de exámenes y la evaluación final. Los alumnos que aprueben y quieran matricularse en la universidad tendrán dos semanas para preparar la prueba de acceso.

A la vista de los resultados obtenidos en la segunda evaluación y de la evolución del trabajo realizado en lo que llevamos de curso, es evidente que dentro de dos meses tengo reservado el desagradable papel de Gran Villano. Especialmente en 2º CTN (2º de Bachillerato científico para adultos).

Al empezar el curso me lo advirtió el Jefe de Estudios del nocturno, que también es profesor de Matemáticas (él imparte la materia en el Bachillerato de sociales para adultos). Vas a tener un problema con 2º CTN: los alumnos no tienen ninguna base y casi todos tienen las Matemáticas de 1º suspensas.

No es la primera vez que doy clases a adultos. Tuve una primera toma de contacto en Cuenca, apenas dos meses en el bachillerato nocturno del IES Fernando Zóbel, mi segunda sustitución. Posteriormente tuve una experiencia mucho más productiva y provechosa durante todo un curso en el Centro de Educación para Adultos Clara Campoamor (Azuqueca de Henares). En este centro aprendí a valorar la enseñanza de adultos y descubrí, con la ayuda del equipo docente que llevaba varios años trabajando allí, el rol que debía desempeñar un profesor de adultos. Un rol diferente al de profesor de adolescentes en un instituto convencional. Un rol más cómodo y agradecido, pero al mismo tiempo más difícil. La dificultad estriba en la evaluación. O mejor dicho, en la calificación, en la nota final que le debes poner a una persona con la que has establecido una relación no de amistad pero sí de afecto y de entendimiento, una persona de la que conoces su vida, sus dificultades, etc.

Pongamosle nombre a esa persona. Digamos que se llama Pepe. Trabajas todos los días con Pepe, un joven que se esfuerza, pregunta dudas, hace siempre las tareas, asiste a clase y cuando no lo hace le falta tiempo para justificar su ausencia, respetuoso, que valora tu trabajo y lo que va aprendiendo ("Eduardo, que yo era virgen. Que esta ha sido la primera vez que hago una ecuación"). Es el alumno ideal. No hay nada que te dé más alegría que comprobar que Pepe aprueba los exámenes. No hay nada más frustrante que comprobar que Pepe no avanza y queda lejos de alcanzar los mínimos más mínimos que te planteas para darle un cinco. En este caso, ¿qué hacer con Pepe? ¿Lo suspendes a pesar de todo su trabajo, su ilusión, su esfuerzo? No tienes nada que poder reprocharle, sólo que no ha sido capaz de aprender lo más básico. Ha puesto todo de su parte y no lo ha conseguido. Entonces, ¿lo apruebas? ¿Apruebas a una persona que no sabe lo mínimo de lo mínimo de lo mínimo? Con ese aprobado Pepe va a obtener el mismo título oficial que se le está denegando a muchas otras personas que han demostrado más conocimientos. ¿Es eso justo? ¿Con qué cara vas a suspender a nadie más en tu vida? ¿Apruebas a Pepe porque "te cae bien", porque "te da pena" que no lo haya conseguido? ¿Acaso no son más merecedores de compasión los adolescentes desorientados cuyos suspensos no arañan tu conciencia?

Uf, un dilema irresoluble. Hagas lo que hagas te deja mal sabor de boca.

Este año los alumnos de 2ºCTN me lo están poniendo fácil: ni tienen interés, ni están trabajando, ni asisten a clase con regularidad, y están muy lejos de alcanzar lo mínimo de lo mínimo de lo mínimo que debe saber de matemáticas una persona que obtiene el título de Bachillerato Científico. El resultado es clamoroso: sólo aprueban tres de las doce personas que siguen el curso. Estas son las notas de la segunda evaluación: 7, 0, 1, 1, 1, 3, 3, 3, 1, 8, 9, 3. Lo peor es que, a falta de dos meses para el final de curso, puedo afirmar que sólo dos de los nueve suspensos tienen alguna posibilidad de aprobar la materia en junio o en septiembre. Lo mejor es que no voy a sentir remordimiento de conciencia: se trata de suspensos totalmente merecidos por conocimientos, actitud, trabajo, compromiso y cualquier otro item que uno quiera valorar. Esto no quiere decir que la situación sea agradable.

Why me? ¿Por qué yo? ¿Por qué me tengo que sentir responsable de lo que no lo soy? ¿Por qué, una vez explicado el suspenso con pelos y señales, tengo que seguir justificando la decisión bajo la acusación de "no vas a hacer que repita sólo por las matemáticas"? ¿Por qué tengo que ser el malo de la película simplemente por realizar mi trabajo lo más honradamente posible?

Why you? ¿Por qué tu? Eso es lo que deben pensar los alumnos. ¿Por qué nos habrá tocado este tío tan sieso, que insiste en continuar con la explicación hasta que se agota la clase, que insiste en que asistamos siempre con el material, que insiste...? ¡Qué pesado! No se da cuenta de que los jueves por la noche (horario de 21.10 a 22.30) estamos ya muy cansados. Bastante hacemos con quedarnos a sus clases, ¡encima quiere que nos concentremos y prestemos atención! Además, ¿no le he explicado ya cientos de veces que a mí las matemáticas nunca se me han dado bien? ¿Para qué insiste? Y ahora no me quiere aprobar. ¿A él que le cuesta ponerme un cinco? Por su cabezonería voy a perder un año. ¿Por qué nos habrá tenido que tocar este profe?

Why here? Why now? ¿Por qué aquí y ahora? Esa es la gran pregunta. De los nueve alumnos suspensos, siete tienen también suspensas las matemáticas de 1º de Bachillerato. Es decir, que el año pasado tampoco aprobaron Matemáticas (y les daba clase otra profesora) pero eso no fue un impedimento para pasar a 2º de Bachillerato. Realmenete suspender Matemáticas nunca es un impedimento para promocionar de curso o para obtener el título de ESO. Todos estos alumnos han llegado a 2º de Bachillerato Científico sin haber aprobado Matemáticas casi desde primaria. Seguramente empezaron a suspender porque les resultaba complicada la materia. Después entraron en un círculo vicioso del que no han salido a tiempo: ¿para qué me voy a esforzar en aprender y en aprobar una asignatura que me cuesta si no me hace falta para pasar de curso o para obtener el título de ESO? Mejor dedico ese tiempo a estudiar las otras asignaturas (sacando incluso buenas notas) y no a frustrarme innecesariamente.
Ahora, gracias a la aplicación (consciente o inconsciente) de esa estrategia durante años, la dificultad para aprobar Matemáticas se ha convertido en un escollo insalvable para poder obtener el título de Bachillerato (otro tema, que daría para otra entrada, es analizar por qué estos alumnos se han matriculado en el Bachillerato Científico). O no tan insalvable, piensan ellos. Basta con que el profesor de turno se apiade y teclee un milagroso "5" en el acta de evaluación. Sí, esa es la estrategia (repito, consciente o inconsciente): no nos esforcemos, es imposible que lo consigamos. Cuando termine el curso ya se resolverá (favorablemente) el problema de alguna manera. Al fin y al cabo eso es lo que siempre ha ocurrido en el pasado.

Se me ocurren dos posibles soluciones para evitar este tipo de situaciones:
  1. Mantener la coherencia del sistema educativo. Si en etapas anteriores los suspensos no son impedimento para promocionar u obtener el título, ¿por qué ponerse tan tiquismiquis con el Bachillerato? No se puede esperar que unos alumnos educados en que el suspenso no tiene importancia de repente se tengan que preocupar por aprobar "todas". ¿Desde cuando la exigencia académica es un requisito a valorar?
  2. Restaurar la reválida para obtener el título de Bachillerato. En definitiva, que los profesores que enseñamos en Bachillerato no seamos los mismos que "certifiquemos" que los alumnos han alcanzado unos conocimientos mínimos. De esta manera los alumnos nos verían como lo que en realidad somos: una ayuda inestimable para su aprendizaje; y no alguien a quien presionar para que me apruebe o para que me suba la nota (que también existen esas presiones) para mejorar mi expediente.
Evidentemente ninguna de estas soluciones son deseables. Así que supongo que no queda más remedio que seguir lamentándonos:

Why me? Why you? Why here? Why now?
It doesn´t make no sense, no....


_

1 comentario:

  1. Yo lo veo mucho más fácil. El bachillerato científico no es obligatorio. Que hubiesen hecho otro. Tenemos una conocida que tripitió 3º B.U.P,y ahora es una maestra estupenda.No comparto tus dudas. Si no llegan a los contenidos mínomos,suspenso. Solo me remordería la conciencia,si no hubiese cumplido con mi trabajo.Que se que no es tu caso. Mientras tanto, a trabajar!.A mí me han llegado a decir madre e hija,que si no la aprobaba(septiembre Bachillerato) su padre se iba de casa...Suerte tienen que te tienen a ti, los habemos mas "siesos".

    ResponderEliminar