Cita



El momento de la verdad nunca llega, el momento de la verdad nunca se va.
Ramón Eder

lunes, 18 de julio de 2011

Bandera roja, paso adelante

Hoy Héctor nos despertó un poco más temprano de lo habitual. A las 7.10 ya estaba de pie en la cuna llamándonos: ma-ma, pa-pa, eh, eh, eeeeh. Aplicamos las tácticas habituales en estos casos para conseguir unos minutos más de descanso. Le cambiamos el pañal, le dimos agua y lo metimos en nuestra cama con el elefantito. Se quedó tranquilo un par de minutos pero no tenía sueño. Estaba totalmente despierto y con ganas de jugar. Hoy sí que llegamos a la playa los primeros, pensé.

Estaba nublado y Lolo lo advirtió: sopla poniente, habrá oleaje (lo que en esta playa significa peligro, bandera roja, prohibido el baño). Al menos podremos dar un paseo por la arena y remojarnos en la orilla. Pasadas las nueve y media llegamos a la playa barco perdido. La marea estaba tan alta que casi no había playa. El viento levantaba la arena seca en la estrecha franja que quedaba entre el agua y los chalets. Se estaban formando pequeñas dunas en el aparcamiento y en la carretera de acceso. Con ese panorama ni baño, ni paseo ni nada.

La mañana se presentaba pesada. Sin planes alternativos, cansados, acalorados y frustrados. No había nadie más en casa. Héctor había dormido la hora que tardamos en completar el trayecto de ida y vuelta. Cogimos varios juguetes y nos encerramos en el salón con el aire acondicionado. El objetivo principal era que Héctor no saliera de la habitación, a ninguno nos apetecía hacer de taxi, acompañarlo de la mano en sus mil metros sin descanso, pasillo arriba pasillo abajo, inspeccionando todas las habitaciones.

Afortunadamente el niño no compartía nuestro estado de ánimo. Alegre de por sí, hoy estaba exultante. A los pocos minutos ya nos había implicado en sus juegos y contagiado su entusiasmo. Tirando la pelota, aaala, mirando las ilustraciones de los libros, muuuuu, guau guau, poniendo canciones, aplaudiendo, llamando a los abuelos (looo-lo) y a las tías (naaa-no). Sin darnos cuenta lo estábamos pasando en grande. Entonces  ocurrió: el niño se suelta de donde estaba agarrado y da tres pasos para tirarse sobre el sofá. ¿Lo has visto? ¡Lo ha hecho solo! Algarabía. ¿Será capaz de repetirlo? Venga, cógelo tú. Héctor, ven, ven... tú solito. ¡Bieeeen!

Al rato llegan los tíos, llegan los abuelos. La abuela se lamenta de haberse perdido el momento. No importa, el niño repite lo que hasta esta mañana era una proeza una y otra vez. ¡Saca la cámara!

Siempre vais a recordar la fecha, el 75 aniversario del alzamiento. ¿Hoy es 18 de julio? Hace 93 años que nació Nelson Mandela. Es Mandela Day. Se cumplen dos años de un día memorable, cuando asistimos al concierto en el Radio City Music Hall. Esto es lo que escribí en otra parte (¿dónde, si no?) sobre la canción que está sonando:
La otra canción que he seleccionado es mucho más conocida. Es posible que incluso ya esté en la caverna y no me haya dado cuenta. Se trata de “I will survive”. Es una canción alegre pero nunca me había gustado especialmente. Hasta que se la escuché cantar en directo a la propia Gloria Gaynor en el concierto homenaje a Nelson Mandela del verano de 2009.
Por una serie de circunstacias afortunadas mi mujer y yo pasamos el mes de julio de aquel verano en Nueva York. Fue como un sueño hecho realidad, sino que la realidad fue mejor que el sueño. Conseguimos entradas para el concierto homenaje a Nelson Mandela que se celebraba en el Radio City Music Hall el 18 de julio. Actuaban Aretha Franklin, Cindy Lauper, Stevie Wonder…
Cuando salió Gloria Gaynor y empezó a cantar todo el mundo se levantó de sus butacas y empezó a bailar. Yo también lo hice pero casi me tengo que volver a sentar de la emoción que me embargó. Se me saltaron las lágrimas. Siempre he sido consciente de la suerte que tengo por tantas cosas, pero nunca como en aquel instante el razonamiento consciente se transformó en sentimiento profundo. Me sentí no solo afortunado sino privilegiado. Era una sensación de incredulidad por estar viviendo algo (no me refiero al concierto en sí, que también, sino a ese mes, a ese año, al año anterior y lo que esperaba seguir viviendo el año próximo y el próximo y…) que ni siquiera me hubiera atrevido a soñar.
A los dos días de regresar de Nueva York mi mujer dio positivo en el test de embarazo. Me gusta imaginar que nuestro hijo fue concebido la noche en que esta actuación me produjo un sentimiento tan extraordinario.


Este es el video. No se percibe pero a la altura del segundo anfiteatro hay dos personas levitando:



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4 comentarios:

  1. Querido Esuomi:

    Perdona que meta la nariz en este tu blog...Pero aunque me considero mal lector, sí que es cierto que sigo alguno que otro blog y has tenido la mala suerte de que el tuyo me ha gustado...En serio, supongo que es también una forma de mantener el contacto y eso no es malo ¿verdad?

    Enhorabuena por los primeros pasitos de Héctor! La verdad es que lo escribes tan bien, que casi me has hecho meterme en ese salón con vosotros...

    Si me permites, un consejo, no sé cuánto durarán los escritos en internet, pero yo me guardaría una copia en papel. Creo que a Héctor algún día, le gustará mucho leerlos...

    Gracias por compartir ese momento tan especial con todos nosotros.

    Un enorme abrazo manchego !

    Juan

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  2. .
    Bienvenido a la Blogosfera, Eduardo. Ciertamente, el haber encontrado este sitio ha sido 'fruto de la casualidad'; vamos, el haber detectado en tu nombre un cambio de coloración allá en el blog de Antoniomm :-)))

    En poco tiempo ya me he puesto al tanto de las aventuras de Héctor y de tus relaciones 'conquenses' :-)))

    Gracias por enlazar mi chorribló.

    Saludos.

    Sap.

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  3. Juan, si este blog sirve para que mantengamos el contacto, ya tiene razón de ser más que suficiente.

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  4. Sap, gracias por la bienvenida.

    Me he reído mucho con tu chorribló. Hay que compartir lo bueno.

    Saludos

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