Cita



El momento de la verdad nunca llega, el momento de la verdad nunca se va.
Ramón Eder

sábado, 30 de julio de 2011

Jazz. Cómo la música puede cambiar tu vida

A Sonia, por su perspicacia.


Podría dedicarle este post a Sonia por haberme regalado el libro sobre el que trata. O por muchas otras razones que las guardo para mí. Pero se lo dedico porque, según iba leyendo el libro, me iba acordando de muchas observaciones y comentarios suyos. Digamos que si habitualmente la lectura de un libro de divulgación es un diálogo entre autor y lector, en este caso ha sido una conversación a tres bandas en mi cabeza.

Azuqueca de Henares, últimos días del curso en el que nos conocimos. Todavía éramos solo amigos y compañeros de trabajo. Mis padres me habían prestado el coche para hacer la mudanza. Un día fui a recoger a Sonia para ir a Carrefour (los que estamos en el ajo sabemos lo divertidas que fueron aquellas excursiones a Carrefour). Cuando se subió al coche y escuchó la música que llevaba puesta, una cinta con interpretaciones de Louis Armstrong (sonaba Go down Moses), afirmó que esa era la música de unos dibujos animados. Anda ya. Que sí, seguro. Esa animada discusión fue el inicio del menage a trois formado por la música jazz, Sonia y yo.

Hablemos del libro. Es una mezcla de varios géneros: autobiografía (cómo empezó Wynton Marsalis a tocar...), divulgación (técnicas de jazz, los grandes maestros...), autoayuda (se avisa desde el título: cómo la música puede cambiar tu vida) y ensayo (el jazz como ejemplo de integración, democracia...). Está escrito como para que lo lea un chaval que no ha leído un libro en su vida. Es decir, lenguaje coloquial con coletillas que se repiten constantemente. No parece que el lenguaje haya sido una preocupación de los escritores. Además está muy mal traducido. A veces, una frase rechina y, los que sabemos algo de inglés, podemos imaginar cuál era la frase en su versión original, y como al traducirla "literalmente" pierde todo sentido. Hay palabros como "absurdidad" que no tienen por donde cogerse. A pesar de todo eso el libro merece la pena. Ojo, merece la pena si apenas sabes nada de jazz. Es una toma de contacto a un nivel extremadamente básico de este tipo de música.

La mayoría de las actividades que requieren de una audiencia participativa disponen de un método para que el novato aprenda a disfrutar más aún de lo que se interpreta o se realiza. Los acontecimientos deportivos disponen de locutores para interpretar la acción. En las salas de ópera se reparten catálogos que resultan muy útiles para comprender el programa. Los museos proporcionan guías auditivas. En jazz, incluso entre los músicos, se aconseja que "toques lo que sientas" (...). Eso y algún que otro consejo críptico que no informa, pero que al menos no te hace sentir fuera de onda (...). Por esa razón, la estética del jazz continúa siendo un misterio para la mayoría de la gente. (17)


A continuación copio algunas citas que me han interesado a modo de resumen del libro. Para Marsalis, tocar jazz es un ejercicio de honestidad personal a la vez que se mantiene una conversación con el resto de músicos. Tan importane es ser sincero con las emociones que intentas expresar como el respeto por los demás y escuchar  lo que tienen que decir:

Cuando toquéis juntos que sea como si estuvieseis hablando entre vosotros. El clarinete tiene que llenar el espacio dejado por la trompeta, y la trompeta tiene que dejarle ese espacio. (15)

El equilibrio adecuado entre el derecho a expresaros y hacer las cosas a vuestro modo, y la responsabilidad que se adquiere frente a los demás cuando se trabaja en grupo por una meta común. Eso fue lo que Danny Barker nos enseñó: a disfrutar tanto de nosotros como de los demás. (18)

A los doce años empecé a escuchar a John Coltrane, Clifford Brown, Miles Davis y Freddie Hubbard. Escuchándolos seriamente me di cuenta de que cada músico abre su propia habitación en el centro de su existencia y expresa ese centralismo mediante la singularidad de su sonido. El sonido de un gran músico es tan distintivo y personal como la voz de una persona. Después de darme cuenta de algo tan básico, me centré en lo que trataban de comunicar a través de la música: la verdad pura, revelada con esa intimidad que muestran los amigos cuando se cuenta un secreto o algo muy íntimo y sensible. Se necesita valor y confianza para compartir esos sentimientos. 26

Ser oído implicaba tener que escuchar al otro. Y hacerlo, además, atentamente. Y para que sonara bien, debíamos confiar los unos en los otros. 34

Los músicos de jazz tienen que escuchar y comunicar. Al no saber lo que van a improvisar los demás músicos, se ven obligados a escuchar. Y, puesto que el acompañamiento es una improvisación, se le exige al solista que comunique de inmediato la lógica de lo que interpreta; de inmediato y lo más completamente posible. 46

Utilizar palabras para comunicar lo que experimentas te hace buscar una unión entre lo que intentas decir (cómo te sientes) y su forma de expresarlo (las palabras que eliges). Incluso hablando resulta difícil expresar lo que sientes. Para un músico, esa unión exige además un enorme sacrificio de tiempo y mucho descaro. Se requiere mucho tiempo para adquirir unas destrezas técnicas de suficiente calidad, y resulta muy engorroso exponer nuestros sentimientos en público. 100

Cuando todos trabajan unidos, la música swinguea, y si no lo hacen, no. Por ese motivo, aunque parezca que todos estamos conjuntados, en realidad lo que estamos haciendo es "intentar" conjuntarnos. Y es precisamente la integridad de ese proceso la que determina la calidad del swing. 223

Cuando se escucha a los grandes músicos, se puede observar el respeto que muestran por las habilidades del otro; al fin y al cabo, salvo en la sección rítmica, los músicos pasan más tiempo escuchando que tocando. 226


Una de las cosas que he aprendido con este libro es a valorar la importancia del batería y de la sección rítmica en general. Atención a la aberración: yo, al batería, casi ni lo consideraba músico. Me parecía que cualquiera podía aporrear los tambores y los platillos. Era más un ejercicio gimnástico que musical. De ahí que muchos baterías presuman de biceps. El hecho de que Muñoz Molina hubiera glosado el buen hacer de algunos baterías en varias entradas de su diario (como estaesta otra) debería haberme hecho reflexionar, pero lo achaqué a una extremada sensibilidad. Desde aquí pido perdón a Ringo Starr y al resto del gremio. En los conciertos de este verano he prestado atención y he empezado a disfrutar de su trabajo:

La sección rítmica es una invención puramente del jazz: tres instrumentos (en ocasiones, cuatro) cuyo único trabajo es hacer que la música se sienta bien.
La sección rítmica debe tener unos reflejos excelentes porque tiene que improvisar y crear un acompañamiento para alguien que está improvisando constantemente. Es como saber por adelantado lo que una persona va a decir y encontrar la respuesta adecuada a "lo que dice". 58

Los baterías son los verdaderos directores de las bandas de jazz, pues son ellos los que controlan la dinámica, el ritmo y el sentimiento. 60

Cuando todo va bien, la sección rítmica es como un trampolín rígido, pero lo suficientemente flexible como para permitir que todo el mundo salte y se divierta. Si es demasiado rígido o demasiado blanducho, entonces no sirve. 40


A veces, escuchando jazz, pudiera parecer que la melodía es tan sinuosa e imprevisible que escapa a cualquier imperativo rítmico o temporal. Por eso me ha sorprendido comprobar la importancia que da Marsalis a la sección rítmica y a la constricción temporal. El músico se ve impelido a improvisar su interpretación manteniendo un equilibrio entre su libertad personal y una serie de restricciones no escritas como la coherencia de la pieza, el sentido que le están dando sus acompañantes y el tiempo limitado del que dispone. De esa tensión surge el verdadero swing:

Los músicos de jazz improvisan bajo la presión del tiempo, por eso lo brota de ellos surge con tanta pureza. 27

A veces la música popular está cargada de nostalgia. El recuerdo de ciertas emociones proporciona significado a esas canciones. "¿Te acuerdas de ésta, cariño? Fue la canción de nuestro primer baile". Sin embargo el jazz tiene el poder del presente. No hay nada escrito, es como una conversación. Son los músicos los que te proporcionan esa emoción. 28

En el jazz es el arte de la oportunidad, pues te enseña el "cuándo". Cuándo empezar, cuándo esperar, cuándo subir, cuándo tomarte tu tiempo. 38

Tocar... puede llegar a ser más divertido que el sexo, y lo digo seriamente. Si tocas con gente que realmente sabe tocar, no quieres parar. Por eso hay tantos solos largos y tristes. Es algo catártico, reconfortante. Es una comunicación directa y espontánea que estableces con otras personas y ellas contigo. Eres libre de decir lo que quieras, al igual que ellos. (...)
Es parecido a cuando se habla, sólo que en la música el tiempo está definido y te ves obligado a expresar las ideas dentro del marco del tiempo. Es como un reto atlético. Intentas alcanzar una meta, pero tienes que mantenerte dentro de unos límites y, además, existe una serie de obtáculos que salvar, por eso te escurres, te agazapas y haces movimientos espectaculares para llegar a la meta antes de que el tiempo se agote. Pero el tiempo corre y es justo lo que te presiona.
Además de ese aspecto atlético -tocar, hacerlo de forma rítmica y salvando los obtáculos armónicos justo en el momento oportuno-, existe la maduración emocional y espiritual de la idea. Cuando por fin llegas a esa idea, vives un momento sublime que resulta casi indescriptible. Te dejas arrastrar por una nota, o por una serie de notas, y entonces sientes algo inaudito. No hay nada parecido a esa experiencia. Además, alguien la escucha contigo, y él o ella también ha desarrollado la idea, a su manera, y os unís en el tiempo. Entonces ya no te apetece tocar rápido, sino mantener esa nota, ese sonido, esa idea, ese momento. 115


Sobre los solos y su evolución en el jazz:

Los mejores músicos añadían porciones de melodías familiares a sus solos para ofrecer a los oyentes algo a lo que aferrarse. Eso hacía que seguir un solo fuese algo parecido a escuchar una lengua extranjera que se comprende en parte. Hay tres o cuatro frases que puedes identificar, pero hay otras muchas palabras que sencillamente brotan sin cesar. Entonces el desaliento vence a la excitación del principio, pero te mantienes firme porque sabes que aquellas personas están comunicando ideas precisas. 47

El solo proporcionó a muchos músicos la oportunidad de imprimir sus ideas creativas en la historia de la música. El intérprete era también el compositor; la grabación y no la partitura fue la que se convirtió en el documento definitivo. 48

En los años 50 el orden de los solos evolucionó. Por regla general, el líder, pongamos por ejemplo al saxofonista Charlie Parker, era el primero que interpretaba un solo, seguido del segundo trompetista o de los que hubiera, luego del pianista y, después, si Dios quería, en lugar de interpretar un solo de batería, los solistas intercambiaban frases con el batería del grupo. A eso se le llama "trading".
Posteriormente, el contrabandista empezó a interpretar su solo después del piano. En consecuencia, las canciones no tardaron en perder su configuración y su lógica, convirtiéndose en un medio para que todo el mundo interpretara sus solos. No hay duda de que en muchas ocasiones el público termina por aburrirse.
El fracaso de este estilo basado en los solos nos enseña que, a veces, no es bueno que todo el mundo tenga algo que decir en una canción. 65


La melodía la tenía clara, el ritmo he aprendido a valorarlo, pero la armonía. ¿Cómo valorar la armonía de una interpretación? Me quedo con las ganas porque el propio Marsalis renuncia a intentar explicarlo:

Explicar cómo se baila es mucho más difícil que bailar. La armonía es casi imposible de explicar. 72


Wynton Marsalis certifica (palabra de profeta) que el blues es la auténtica raíz de la música americana, por encima incluso que el jazz. Le falta por decir que el blues es América. Dedica un capítulo del libro no al blues en sí, sino a su importancia representativa:

En el blues hay diferentes estratos de significado. La letra de la canción dice una cosa, la forma en que se dice puede referirse a otra, y la música siempre añade algo muy distinto. Por muy penosas que sean las letras de los blues, la música siempre es inspiradora, y la inspiración lleva al baile, y el baile a la alegría. Dizzy Gillespie supo expresarlo mucho más acertadamente cuando dijo: "Bailar jamás hizo llorar a nadie". 78

La música de John Philip Sousa es conmovedora, de gran importancia en el ámbito nacional. Sin embargo es una visión trascendente de la grandeza americana: somos chicos buenos de pies a cabeza. Sin embargo, el blues dice que no siempre somos tan buenos como decimos. Ni tan malos. Sencillamente somos. 83

Ese irrefutable optimismo es lo que hace que el blues sea tan americano. El triunfo es nuestro forte. 83

La razón de que se oyese más blues en Nueva Orleans que en otros lugares es que los turistas acudían a nuestra ciudad para escuchar música "pasada de moda", además de que muchos de los viejos músicos se aferraban a sus herencias. Sin embargo, continuábamos siendo americanos: valorábamos las cosas según el dinero que obteníamos por ellas, y la verdad es que, a los catorce años, cuando tocaba en una banda de funk, sacaba más dinero por noche que cualquier músico de jazz o de blues en los clubes. Por tanto, jamás pensamos en la importancia estética del blues, ni de cualquier otro estilo de música que no tuviera frutos monetarios. 85

Cuanto más lento se toca el blues, más difícil resulta de imitar y más obligado te ves a encontrar tu propio grito, tu propia voz interior. Por eso resulta tan fácil identificar a un músico de blues. Cualquier oyente puede captar la diferencia entre dos artistas por la forma que tiene cada uno de tocar.
(...)
Una noche acompañé a Sweets Edison mientras interpretaba un blues lento.
Tío -me dijo cuando terminé-, has tocado más notas que yo en toda mi carrera.
Lo dijo en un tono que implicaba que, además, no había dicho nada. 94-95


El Jazz como sinónimo de democracia e integración:

Nuestra actual carencia de respeto por el swing es muy parecida a la carencia de respeto que existe por la democracia. Es necesario mantener el equilibrio para conservar algo tan delicado como la democracia, además de un sutil conocimiento de cómo se puede magnificar nuestro potencial uniéndolo y compartiéndolo con el de otras personas. Cuando eso no se comprende, entonces todo termina en una batalla para ver quién es el más fuerte, el que más chilla y el que más acapara la atención.
El fuerte es libre de explotar al débil.
Algo parecido sucedió con el swing. Los baterías se dedicaron alegremente a acallar a los contrabajistas, quienes, como respuesta, recurrieron a los amplificadores. Los pianistas empezaron a tocar ritmos desparejos para combatir al bombo. El guitarra rítmico recogió sus cosas y se fue a su casa. Los instrumentos de viento se volvieron locos y terminaron interpretando solos toda la noche. El resultado fue el desequilibrio, la libertad de expresión sin límite y sin miramiento por los demás. Aunque muchos hayan aceptado ese enfoque que nada tiene que ver con el swing, estoy seguro de que llegará un día en que los músicos evaluarán los daños y veremos cómo las cosas vuelven a su cauce. 68

El proceso por el que muchos se convierten en uno solo en el escenario es muy parecido al proceso llevado a cabo por los inmigrantes nigerianos y coreanos para convertirse en americanos. El proceso del swinging -es decir, de coordinación constante con cosas que están cambiando siempre- es un aspecto moderno de la sociedad libre, aunque, por encima de todo, es una "elección". 134

Algunas reflexiones interesantes sobre la segregación racial y su repercusión no tanto en la música como en su valoración y difusión:

Muchos de los amigos no afroamericanos que tengo querrían saber por qué los negros americanos no secundamos el blues, el jazz, ni nada de calidad que pertenezca a nuestra cultura. La razón no estriba en que no nos guste; de hecho, nos encanta, pero no lo sabemos. La conclusión colectiva a la que llegamos después del Movimiento por los Derechos Civiles -esa "inconsciente" conclusión colectiva- nos impidió distinguir entre la cáscara y el grano, y dejamos que el blues siguiera el mismo camino que las ligas de negros. Sin embargo, no supimos darnos cuenta de que el blues era la mayor liga de todas. 89

Fue así desde los inicios. Puesto que el conocimiento, la inteligencia y el sentimiento humano del jazz demostraron tan claramente lo absurdo que era el tratamiento que se le daba al hombre negro, surgió una presión intelectual inmediata cuyo único propósito fue denigrarlo. Y lo hicieron de muchas formas. Una de ellas fue ignorarlo: el jazz fue creado por los negros; los negros eran seres inferiores; por tanto no merecía la pena prestar atención a ese estilo de música. Otra forma fue convertirlo en una trivialidad, asociándolo en la televisión con los dibujos animados o el sexo; el jazz sólo servía de música de fondo para programas infantiles o las "escenas de cama", una extraña combinación que se estrechó aún más en la era del video. De esa forma se aseguraron de que no se enseñaría jamás en las instituciones gubernamentales, y hasta el Movimiento por los Derechos Civiles, te podrían expulsar de la escuela, incluso de las afroamericanas, por tocar jazz en la clase de música. (...)
También se han cometido otros atropellos no tan obvios pero cruelmente humorísticos, como llamar a la música de Nueva Orleans música "dixieland", identificándola así con el himno de guerra de los confederados: "Tú canta acerca de la libertad, pero nosotros rendiremos homenaje a tu esclavitud". (...)
Los ataques más insidiosos proceden de aquellos que se consideran sus amigos. Los que se las dan de entendidos aseguran que el jazz surgió de un sentimiento espontáneo. Cualquiera puede interpretarlo, escribió Allen Ginsberg: "Coja una trompeta y sople". Si ése fuera el caso, el jazz habría evolucionado al azar y no tendría ningún objetivo estético, salvo la libertad.
El equivalente moderno de la filosofía beatnik es el engreimiento contemporáneo al que le encanta "todo tipo" de música. Normalmente aduce: "Me gusta todo. ¿Qué es el jazz, al fin y al cabo? Que sea jazz o no, no tiene la menor importancia". Para esos sabiondos, la música carece de significado. Y si lo tiene, no puede enseñarse. La filosofía de la no definición, del no significado ataca de tal manera el sistema nervioso central de la educación que no requiere de más medidas para impedir que las futuras generaciones lo toquen, lo disfruten y se alimenten de este estilo de música. 131-133

Cuando empecé a introducirme más seriamente en el mundo de la música, me di cuenta de que esa rabia (por la discriminación racial) te proporciona cierto poder. Es como un combustible, pero un combustible caro, porque se quema muy rápido y destruye todo lo que hay a tu alrededor. Y si no te libras de él cuando te haces mayor, termina por quemarte a ti también. 146

Esta demostración de los perjuicios que causan los prejuicios (incluidos los prejuicios contra uno mismo) me la quedo para mis clases:
En la NBA, los jugadores europeos están jugando mejor que los blancos americanos. ¿Se debe a que su piel no es tan blanca o a que la superioridad innata de los jugadores negros no forma parte de su educación? 135


Sobre Louis Armstrong:

Sabía que la pobreza no es siempre el elemento que define la identidad de la gente pobre. 159

El sonido de Louis Armstrong tiene un poder curativo. Entraña sabiduría y perdón. 162


Sobre Miles Davis y como se "vendió" a la música más comercial hacial el final de su carrera:

Cualquier músico de jazz snob cree que puede tocar música pop porque, al fin y al cabo, se basa simplemente en un compás y dos acordes, pero la cosa no es tan sencilla. Los Beatles saben hacerlo y su sonido es honesto porque ellos lo son. Sin embargo, cuando un músico más sofisticado intenta hacer lo mismo, suena a falso. 183


He dejado para el final las citas referidas a su incansable labor como profeta del auténtico jazz

En la actualidad, los músicos de jazz se enfrentan a una serie de problemas adicionales. Lo peor de todo es que, en esta época, no hay muchas personas que se preocupen o se interesen por el jazz o por si alguien sabe interpretarlo. No les preocupa porque la mayor parte de la música -a excepción de la música clásica- que han escuchado es interpretada por personas que son simples aficionados, no verdaderos músicos; es posible que tengan carisma, pero no saben tocar. Los verdaderos músicos de jazz podían hacer a los catorce años lo que hacen los músicos más vendidos de hoy en día. Diciendo esto no pretendo criticar, sino constatar un hecho. 111

Cuando escuchar supone bajar hasta un nivel en que la audiencia sólo reconoce cancioncillas cuya letra resulta fácil de memorizar o que les recuerdan algún momento nostálgico, entonces se ha perdido la dinámica de la comunicación. 111

En la actualidad, los músicos de jazz deben poseer una extraordinaria integridad personal, ya que se les exige menos profesionalidad, maestría musical, sofisticación y sentimiento. Tocar una lengua cada vez más confusa puede ser divertido, pero acaba con la comunicación y resulta muy parecido a esos párrafos que aparecen en griego antiguo y sin traducir en el libro que tenemos entre manos. En jazz, los músicos más sofisticados deben considerar un desafío intentar comunicarse con un oyente inexperto.
Es un error mostrarse "tan arrogante", ya que, cuando se pierde el deseo de comunicarse con una audiencia que jamás ha escuchado nuestra música, se empieza a perder también esa humildad necesaria para desarrollarse artísticamente. 112

Se le denomina festival de jazz, pero la mayoría de los grupos que van a actuar no tocan jazz, sino funk, salsa e interminables improvisaciones con la tabla, aunque también habrá algo de esa música que el festival se supone que debe fomentar: la música jazz. 121

Cuando tenía veinte años concedí una entrevista y dije todo tipo de barbaridades sobre las personas que se vendían y la ignorancia de los compositores de jazz, y afirmé que nadie valía la pena salvo -por implicación- yo. Mucha gente se sintió ofendida. 191





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1 comentario:

  1. ¡Qué interesante!
    Yo no sé nada de jazz, lo descubrí en mis años de estudiante de COU, hace ya mucho, fue por casualidad, necesitaba música para estudiar y me ponía la radio, pero cuando había que estudiar de verdad los 40 no eran una opción (empezaba a cantar)así que buscando una emisora sin letras di con un programa de jazz. Todos mis exámenes de COU tienen esa banda sonora (funcionaba) así que en la universidad continué con mis recién adquiridas costumbres y descubrí a "Cifu" y su "Jazz porque sí" así descubrí a los grandes. No recuerdo las emisoras, sé que a Cifu lo he seguido por alguna que otra.
    Supongo que en esos momentos en los que mi mente se abría al conocimiento supe "entender" una música que me llegaba profundamente sin necesidad de escucharla un par de veces como me ocurre con algunas músicas de hoy. Creo que el jazz es una forma de vida en la que los convencionalismos desaparecen dando lugar a la libertad.
    Gracias por resumir un interesante libro y despertar el apetito por el jazz.

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